Hay historias que no empiezan en el presente, sino mucho antes.
La de Paula y Gonzalo se remonta a un reloj antiguo, guardado como un tesoro en la familia de él. Un reloj que marcó las horas de otra vida y que, de algún modo, contenía ya las raíces de la suya.
Cuando Gonzalo decidió pedirle matrimonio, no quiso un anillo cualquiera.
Quiso que esa joya llevara la fuerza de un legado, la memoria de su abuela, el eco de un tiempo que no se olvida. Así, un objeto heredado se transformó en inspiración para un símbolo eterno: el anillo de compromiso de Paula.
En ese proceso estuvo muy presente Marta, prima de Paula, gemóloga y tasadora.
Su mirada erudita y sensible ayudó a materializar una idea cargada de emoción: convertir el reloj de la abuela de Gonzalo en el punto de partida de una joya nueva, llena de historia y de vida.
Cada detalle fue elegido con cuidado, con la precisión de quien entiende el lenguaje de las gemas y la ternura de quien comprende que, en este tipo de piezas, lo técnico y lo emocional son inseparables.
El momento de la promesa
“Fue un momento súper especial. Éramos nuestras personas más cercanas, unas veinte en total. Gonzalo me dedicó unas palabras preciosas y me dio el anillo. Cuando lo miro, me transporta a ese instante y me hace sentir muy feliz”
— Paula
El anillo, con su brillo suave y su historia profunda, se convirtió en un símbolo de amor y de memoria. Paula lo ha llevado desde entonces casi siempre: “no me lo quito ni para ducharme ni para dormir”, dice entre risas.
Hoy, embarazada, ha tenido que dejarlo momentáneamente, pero confiesa que “vivir sin él se siente raro, porque forma parte de mí”
El día de la boda
El día de la boda amaneció luminoso y mientras Paula se vestía de blanco, su anillo de compromiso único le acompañaba.
“El anillo simboliza todo lo que hemos construido juntos, el esfuerzo, la felicidad, el cariño. Además, llevaba una parte de su familia, de su abuela, y eso me hacía mucha ilusión. Es el regalo más bonito: no solo somos una nueva familia, sino que llevamos con nosotros a las generaciones pasadas”
— Paula
Ese brillo discreto la acompañó durante todo el día, en cada gesto.
Las alianzas: el tiempo hecho círculo
Las alianzas, también creadas por Sara Benavente, nacieron del mismo espíritu: honrar el tiempo compartido.
Están fundidas con el metal de un reloj que el abuelo de Gonzalo regaló a su abuela.
Así, el amor de una generación se convirtió en testigo de otra.
“Para mí las alianzas simbolizan compromiso, y el compromiso está por encima de todo. Son un recordatorio de que el matrimonio se construye día a día, y de que lo más valioso que tenemos es habernos encontrado y querer seguir juntos en la misma página de nuestro libro”
— Paula
El proceso junto a Sara
Paula nos comenta que para ella el proceso de creación con Sara Benavente “fue muy fácil y muy bonito. Cuando nos encontramos con Sara ya teníamos claro cómo queríamos las alianzas. Ella nos guió en todo: el grosor, la tipografía, los detalles… Es una profesional increíble, atenta y cercana. Sentimos que estaba tan implicada como nosotros, y eso hace que la experiencia sea aún más especial».
Para Sara:
“Cuando Gonzalo me contó la historia del reloj de su abuela, supe que este anillo no podía ser uno más. Había en esa historia algo profundamente humano: el deseo de convertir un recuerdo en una promesa, de transformar el tiempo en un símbolo de amor y legado.
El proceso fue muy especial, porque no se trataba solo de diseñar una joya, sino de honrar un tiempo pasado. Marta —prima de Paula— fue una ayuda invaluable, su mirada experta aportó rigor y sensibilidad al proyecto. Y Paula, desde el primer momento, conectó con el sentido de la pieza: entendió que ese anillo era una forma de abrazar el pasado y mirar hacia el futuro”.
Crear sus alianzas fue igual de emocionante. Ellos sabían exactamente lo que querían: algo sencillo, atemporal, pero con alma. Me conmovió ver cómo cada decisión, cada pequeño detalle, tenía detrás una historia. Eso es lo que más amo de mi trabajo: acompañar a las personas en momentos que se vuelven eternos”.
“ Había en esa historia algo profundamente humano: el deseo de convertir un recuerdo en una promesa, de transformar el tiempo en un símbolo de amor y legado".
— Sara Benavente
Hoy, cuando Paula y Gonzalo miran sus manos, ven mucho más que metal y gemas.
Ven un pasado honrado, un presente compartido y un futuro que late con fuerza.
Porque el verdadero lujo no está en el brillo, sino en la emoción que permanece.
El tiempo convertido en promesa.